14 de noviembre de 2010

El día que trataron de acabar con el amor.

Hubo una vez en la historia del mundo, un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes convocó a una reunión urgente con todos ellos.

Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.

Cuando estuvieron todos hablo el Odio y dijo: “los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".

Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si quien seria tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos.

Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más que uno le tenía ganas.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocare tal discordia y rabia que no lo soportara". Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron tan decepcionados. Lo siento, lo intente todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante.

Fue entonces cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder y dijo: En vista de que El Mal Carácter fracaso, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará. Y empezó la ambición el ataque hacia su víctima quien, efectivamente cayo herida pero después de luchar por salir adelante renuncio a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio, por el fracaso de la Ambición envío a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.Pero el Amor confundido lloró, y pensó, que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envío a la Frialdad, al egoísmo, a la Cantaleta, La Indiferencia, la Pobreza, La Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.

El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos. De pronto de un rincón del salón se levanto un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su
rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo matare el Amor", dijo con seguridad.

Todos se preguntaron quien era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo, ve y hazlo".

Tan solo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar por fin EL AMOR HABIA MUERTO.

Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado y sin decir más se marchó.

Espera " dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿¿Quien eres??

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:

SOY LA RUTINA.

Depende de quien son las manos

Una pelota de basketball en mis manos, puede ser algo divertido. Pero en las manos de Michael Jordan, es un juego maravilloso.
Todo depende de quién son las manos.

Una paleta y unos pinceles en mis manos, serían algo curioso. Pero en las manos de Miguel Ángel, sin duda serían una obra de arte.
Todo depende de quién son las manos.

Un lápiz en mis manos puede servir para poner mi nombre. Pero en las manos de William Shakespeare sirve para relatar y crear historias.
Todo depende de quién son las manos.

Una vara en mis manos podrá ahuyentar a un perro hambriento. Pero en las manos de Moisés, hizo que las aguas del mar se abrieran.
Todo depende de quién son las manos.

Una onda en mis manos sería tan sólo un juguete. Pero en las manos de David fueron un arma mortal.
Todo depende de quién son las manos.

Dos peces y cinco trozos de pan en mis manos, son un almuerzo para dos. Pero en las manos de Jesús, fueron el alimento de toda una multitud.
Todo depende de quién son las manos.

Unos clavos tomados en mis manos quizás podrían servir para construir una silla. Pero clavados en las manos de Jesús trajeron la salvación al mundo entero.
Todo depende de quién son las manos.

Manos hay muchas, pero las de Dios, son las únicas manos en la que podrás confiar y descansar con toda garantía. Vale la pena hacerlo.

“Si tu vida está en Sus manos, puedes estar tranquilo, porque estás en las mejores manos en las que se puede estar”